El texto que acabo de leer de Paulo Freire, concretamente el capítulo 2 de su libro “Pedagogía del Oprimido”, nos habla sobre la concepción bancaria de la educación como instrumento de opresión. Nos hace ver que durante el transcurso de nuestros años en la educación hemos sido “enseñados” por la educación tradicional o como el nombra la educación bancaria. Una educación en la que el maestro solo tiene el papel de “llenar” de contenidos de su narración a los educandos. Una educación en los que el contenido dado son sólo retazos de la realidad y se transforma en una palabra hueca, que luego estos contenidos pasan a ser “contenidos muertos”, es decir, se les olvida lo que han dado.
El educando “aprende” memorizando repite sin percibir lo que realmente significa lo que está estudiando, y con este acto a lo que se llega es a una anulación de la creatividad ya que está “prohibido” en la educación bancaria. Como dice Paulo: “lo que se pretende es transformar la mentalidad de los oprimidos y no la situación que los oprime”. El hombre debe de buscar una salida a esta opresión, pero si el hombre se vuelve “pasivo” ante esta situación, tenderán a adaptarse al mundo en vez de transformarlo.
Lo que se busca en la educación bancaria es una “domesticación”, es peligroso pensar automáticamente, ellos quieren dominar el pensamiento de los oprimidos, pero el hombre es sabio y son como los nombra en el texto “seres de la búsqueda, y si quieren humanizarse deben luchar por la liberación de esta opresión y a esa libertad se llega a través de, como él la nombra, la “educación problematizadora”, una educación liberadora en la que el acto ya no es depositar en sus mentes y que el profesor no tenga ninguna relación con el educando, sino que es una educación cognoscente. El educador ya no es el que educa sino que también es educado a través de sus alumnos. Una educación en la que el educador y el educando intercambian papeles, una educación en la que se encuentra la liberación de la opresión, se da el acto de reflexión, se deja pensar a las personas para poder cambiar el mundo.
Esto es, lo que bajo mi punto de vista, se habla en este capítulo. En mi opinión todo es cierto lo que habla Paulo Freire en este texto, desde siempre hemos estado sometidos a la opresión de los educadores, y es verdad que tras nuestros años de primaria, secundaria y bachiller, la lógica apenas ha salido a relucir, ya que todos los contenidos que nos enseñaban tenían que ser aprendidos de memoria. ¿Quién no ha tenido una canción para recordar los ríos de España? O incluso los huesos; cosas como estas son las que te hacen pensar en si estamos haciendo lo correcto o no. Pero debemos abrir los ojos y dar la respuesta, no, no lo estamos haciendo bien. El niño aprende el nombre de todos los ríos pero no asimila donde están cada uno de ellos luego en el mapamundi o no sabe por qué debe saberse dichos nombres.
No debemos de darle al niño “todo masticado”, es decir, todo hecho, debemos hacer que el niño vaya creando su propio conocimiento y nosotros como educadores debemos de ayudar y ofrecer todo el material que esté en nuestras manos para que así sea. Debemos de, una manera de decirlo, “encender” el potencial que el niño lleva dentro, que no sea incapaz de utilizar sus capacidades sino que lo ayudemos para que pueda llegar a utilizar sus cualidades y para que el niño tenga un visión suya propia del mundo y que pueda dar una valoración crítica sobre un tema. Pero la pregunta a hacernos sería, ¿se llegará algún día a este tipo de enseñanzas?. Aún no hay respuestas y para eso estamos nosotros para cambiarlo.
CABEZAS TINOCO, DAVID
EL MUNDO ES NUESTRO 